1-¿Para quien se hacen las leyes?

Wednesday, August 30, 2006

Por suerte de a poco la tecnología informática va mejorando los procedimientos judiciales. Ya hay mucho en la red e incluso se han elaborado sistemas de búsqueda bastante eficientes. También se puede consultar la jurisprudencia por Internet, y ya se ponen algunos expedientes judiciales por Internet a la vista de los abogados. Sin duda se puede avanzar mucho más por ese camino. Cuando todos estemos conectados a la red por teléfonos inalámbricos o/y computadoras se podrán implantar las notificaciones judiciales con la ayuda del documento electrónico que va a venir si o si. Con el mismo se podrá acreditar la identidad de las personas sin recurrir a la policía como se hace ahora. El tema fundamental es que se podrán acortar los tiempos de los procesos en forma notable. Sin duda la informática va a modificar revolucionariamente el código de procedimientos. Hasta las instancias de conciliación se verán facilitadas grandemente.
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Ante toda esta innovación que se acerca lentamente me sorprende que aún no se ha redactado un Diccionario Legal oficial. ¿Es necesario? Si, y trataré de mostrarlo. Muchas leyes deben definir en la misma ley muchos de los términos que emplean para que no haya dudas. Por un lado existe el problema que diferentes leyes usan definiciones diferentes para los mismos términos siendo esto una fuente de problemas. Por otro lado la ley no es el lugar adecuado para describir conceptos y términos que deben ser definidos en el lugar que corresponde: el “Diccionario Legal Argentino”. Por ley todas las leyes deberían usar la terminología allí definida y así, tan simplemente, se elimina una fuente de innumerables problemas. Las normas jurídicas las elaboran organismos diversos: El Estado Nacional, Los Estados Provinciales y las Municipalidades. Y hasta los privados hacen contratos y otros documentos que tienen valor legal. Nada más claro y directo que contar con un diccionario legal, unificador de conceptos y criterios. Incluso los ciudadanos comunes podremos recurrir al mismo para entender un poco mejor lo que está destinado a todos nosotros: las normas legales. Horacio Aldo Cingolani

4-La opinión legal del ciudadano.

Pregunto: ¿Puedo opinar yo, un ciudadano común, en un tema de la justicia? No me cabe duda que hay abogados y juristas con notables conocimientos y reconocidos hasta internacionalmente en esta materia a quienes quisiera preguntarles ¿Qué les parece si hacemos un diccionario legal? No tengo como preguntarlo ni proponerlo. Quizás algún futuro politólogo tome esta iniciativa y pueda algún día hacer la propuesta. También me pregunto y les pregunto a ustedes: ¿les conviene a los que viven de la abogacía o de la justicia, poner blanco sobre negro, todo bien claro, para que entendamos mejor las leyes? Horacio.

3-¿Serviría hacer un diccionario legal?

Se que la especialización va creando su propio lenguaje, pero ellos los que redactan las leyes pierden de vista que las leyes son para los ciudadanos y no para los abogados. Por eso mi propuesta es crear un Diccionario Legal Argentino, para que al menos tengamos una referencia unificada del significado de las cosas. ¿porqué los politólogos no se interesan en el tema jurídico? Creo que el desorden es una de las causas. Ese desorden junto al uso de términos de especialidad, tradicionales y de significado incierto, da más apariencia de complejidad. En los viejos tiempos, cuando las secretarias debían redacar documentos importantes enloquecían con los agregados, las pegatinas, los borrados, los cambios de redacción, los cambios de texto y armado del documento. Hoy todo eso se ve superado por la tecnología computacional. Pero lamantablemente va muy lento la adaptación de las nuevas tecnologías en el ámbito de lo legal. Ni que hablar de modificar los códigos de procedimiento. Horacio Aldo Cingolani.

2-¿mejor es perfeccionar los códigos????

El proceso de escibir las leyes por rubros separados, los códigos, es una muy buena práctica. Pero la tendencia se estacionó y creo que sería mejor continuarla. ¿Cómo? 1)Creando nuevos códigos, por necesidades nuevas que van apareciendo, como lo relacionado con el ADN, la propiedad intelectual; no sé, yo tampoco estoy mucho en el tema, 2) la separación en dos tomos distintos para dos areas (no se cuales) de los códigos clásicos. Por ejemplo el código civil ya es un libraco muy amplio, 3) teniendo siempre en “memoria” la última versión actualizada de todos los códigos, listas para sacar una copia todos los primero de enero que incluyen los nuevos criterios que regirán durante ese año. Y un folleto donde se detallen sólo los cambios. Tendrían todo un año para estudiar nuevos cambios, tanto de los códigos como del futuro diccionario legal. Creo que no hay excusas para no usar tecnología, que no solo facilitan las cosas sino que las hacen mucho más económicas. Hay mucho para hacer con las leyes, luego de crear un diccionario legal hay que volver a redactar todo actualizado, sacando lo que ya no es aplicable. O sea: Crfeo que hay que modificar todo para tener siempre actualizado toda la legislación. Horacio Aldo Cingolani.

Tomemos un tema cualquiera, por ejemplo el aborto. Pregunto: ¿Cómo debe configurarse la ley que lo regula? ¿Quién lo decide, los expertos, los religiosos, el gobierno, los legisladores, la gente? ¿Cómo deben ser las cosas en democracia y cómo son en la realidad? Trate por favor de responder estas preguntas según su propio criterio
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Está implícito en la democracia que la cosa pública cómo las políticas, en particular la económica y la judicial son materia de todos los ciudadanos. Todos pagamos los impuestos para mantener al poder judicial y a los equipos de economistas. Por otro lado los errores y aciertos recaen sobre todos. Si la democracia representativa funcionara, la legislación debería salir de acuerdo a la voluntad ciudadana, pues para eso es la representación. Si bien existen expertos en cada tema la función de estos sería informar a los ciudadanos de sus conocimientos y las consecuencias de hacer una cosa o la otra. Horacio Aldo Cingolani